"El desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.”
Formalizado a través de iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, esta definición destaca la importancia de abordar las preocupaciones económicas, sociales y ambientales de manera integrada.
La economía sostenible busca equilibrar el crecimiento económico con la equidad social y la protección del medioambiente. En este contexto, el objetivo es promover prácticas económicas socialmente inclusivas, eficientes en el uso de recursos y respetuosas con el medioambiente. Esto implica una transición hacia modelos de producción y consumo más sostenibles (objetivo principal de la COP28) y la promoción de la economía circular.
La sociedad sostenible se centra en el bienestar de las comunidades humanas, asegurando que todos tengan acceso a oportunidades, servicios y derechos básicos. Busca la equidad, la justicia social y la inclusión, reconociendo la diversidad de identidades, culturas y necesidades. Esto implica abordar temas como la pobreza, la educación, la salud, la igualdad de género, la seguridad alimentaria y la inclusión social.
La sostenibilidad ambiental se refiere a la gestión responsable y equitativa de los recursos naturales y la preservación de la biodiversidad. Busca minimizar el impacto ambiental de las actividades humanas y garantizar la capacidad de los ecosistemas para mantenerse y regenerarse. Esto incluye la mitigación del cambio climático, la conservación de la biodiversidad, la gestión sostenible de recursos naturales como el agua y la tierra y la adopción de tecnologías limpias.
Trabajando en estos 3 pilares conseguiremos abordar los desafíos más apremiantes a los que se enfrenta el mundo, cumpliendo las 169 metas de la Agenda 2030.