Hablar de salud mental es hablar de bienestar, de calidad de vida y también de futuro. El Día Mundial de la Salud Mental, impulsado por la Federación Mundial para la Salud Mental y la OMS, quiere precisamente abrir esa conversación y derribar los silencios que aún persisten en torno a los trastornos mentales.
Esta jornada recuerda que, con el apoyo adecuado, las personas pueden no solo sobrellevar su enfermedad, sino también recuperar la esperanza y construir nuevos caminos de vida. La detección temprana y el acceso a un tratamiento oportuno son claves: permiten reducir el impacto social y económico y, sobre todo, evitar consecuencias tan irreparables como el suicidio.
La OMS recuerda que los lugares de trabajo seguros y saludables son esenciales para proteger la salud mental de los empleados. Sin embargo, condiciones negativas como el estrés continuado, el acoso o la discriminación pueden dañar seriamente el bienestar emocional, la calidad de vida y el rendimiento laboral. Dado que el 60 % de las personas en el mundo tienen un empleo, es urgente que gobiernos, empresas y organizaciones colaboren para prevenir estos riesgos, incorporando la voz de los propios trabajadores y de quienes tienen experiencia en problemas de salud mental. Invertir en soluciones basadas en la evidencia no es solo un deber ético, sino también una garantía de futuro más saludable y productivo para todos.
En España, la realidad habla por sí sola: las bajas médicas por causas relacionadas con la salud mental han aumentado de forma exponencial en los últimos años. Aunque las dolencias físicas siguen siendo relevantes, los días de ausencia por estrés, ansiedad o depresión se multiplicaron por más del 100 % en Galicia entre 2013 y 2018. Hoy la salud mental se ha convertido en la segunda causa de incapacidad temporal, y entre los menores de 30 años ya es la primera, con especial incidencia en mujeres. Este fenómeno se considera la gran epidemia silenciosa del siglo XXI, con un impacto cada vez mayor en el ámbito personal, social y laboral.
El empleo, sin embargo, también puede convertirse en una herramienta clave de inclusión y bienestar. Como subraya la Federación de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Galicia (FEAFES), el trabajo no solo aporta identidad, utilidad y motivación, sino que para las personas con problemas de salud mental tiene además una función terapéutica: permite pasar del rol de “persona enferma” al de “persona trabajadora”. Aun así, la baja inserción laboral de este colectivo sigue siendo una de las principales barreras para su integración, en gran parte debido a los prejuicios todavía presentes en el mercado laboral y en las administraciones.
En este Día Mundial de la Salud Mental desde Afundación queremos poner en valor la importancia de sensibilizarnos, romper estigmas y reconocer que el bienestar emocional es una responsabilidad compartida. Promover la salud mental pasa por crear entornos de trabajo más humanos, fomentar la escucha y la empatía, y reconocer que cuidar de nosotros mismos y de los demás es la mejor inversión para el futuro.